Mudos aún los pájaros, el zumbido del tráfico ya aguijonea ya el alba. Llegará galopando su caballo de niebla y con él mi pavor al extravío.
No salió de tus labios el sol del indulto. Es firme la sentencia. Todo está consumado. Dónde quiera que esté-en el potro de tortura-, recuerda que mi lengua, arrancada de cuajo, sólo alabó tu nombre.
(Esto más ó menos es lo que me han dicho a las 22:30 de la noche....pienso, medito, observo. No soy juez de nada ni de nadie. Tan solo, nada más y nada menos...defiendo mi nombre y dignidad)
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