miércoles, 20 de enero de 2010

Pobre Alfredito...

Una breve historia sacada de un hecho real. (¿Qué hacen algunos padres con sus hijos?).

Tenía apenas trece años...decían que era un golfo, su breve vida fué vulgar y edificante...
Nació un buen día, como tanta gente, sin propia decisión ni regocijo. Acaso oyó decir que su venida no hacía "malditísima falta", pero él nació...no tuvo otro remedio. Creció muy poco a poco, debilucho. Bien cierto es que el pecho de su madre no daba para más, eso sucede si la mujer es flaca y ha parido siete veces en menos de diez años.
Su educación fué doblemente esmerada. La madre prodigándole gritos..."hijo de tal...ladrón...haciéndole fatales pronósticos de futuro. El día que peor era "el condumio"...pero eran las profecías....
El padre con más vino que confianza enel método usado, le propinaba golpes y administraba consejos en días laborables ...con cupo extra los domingos.
Alguna que otra vez pisó la escuela. Le resultó tremendamente inútil. Jamás logró aprender los reyes godos , ni los ríos de América, ni recitar con sonsonete las bienaventuranzas, que son siete. Si cantaban la tabla...se armaba un lío más allá del cinco...Tampoco entendió nada de la vida, aunque vió en ella muchas cosas que le aplastaban...se metían negras por sus ojos.
Tenía sólo un don...ó acaso ciencia. Juraba y blasfemaba como nadie. Usaba un asombroso repertorio de atroces palabras, insultos...que al salirle de la boca le hacían disfrutar...como si le aumentara la estatura...como si bebiera un fuerte vino...como si apuñalara cielo y tierra. Ya dije que tenía trece años...ya dije que era un golfo y blasfemaba.
Y un día se murío de cualquier modo....sin más ni más...igual que nació. Murío en olor de mugre y golfería. Murió de una enfermedad muy corta...ó de un hambre muy larga...no se supo!.
Lo cierto es que al fin quedó callado, con su pequeña cara indiferente....a los gritos de su madre...que ahora le llamaba "gloría mía, jirón de mis entrañas, mi cordero...). Quedó tan callado..que casi daba miedo. Tan inmóvil que todas las vecinas murmuraban "señor, señor"...moviendo las cabezas. El padre....resoplaba como un bruto, mirándose la punta de las botas.....Nadie se dió cuenta del milagro. Ninguno se enteró cuando un arcángel, el más bello cantor del Paraíso...el que cantaba hosannas y aleluyas, con acento dulce, entró en la casa y se inclinó hacia el muerto.
Con purísimos óleos,santificó sus labios y su lengua, con la punta de los dedos le dibujó una cruz sobre la boca...para que al fin tuviera su sonrisa de niño...y pudiera como tal...entrar en el reino de el Cielo.
Ya de nada sirvió la mirada de su madre...en vida...casi ni advirtió su presencia...

8 comentarios:

RAMPY dijo...

A veces la realidad, supera a la ficción. qué aflicción!
Un rampybeso.

✙Eurice✙ dijo...

Brutal y conmovedor al tiempo.
Cuantas responsabilidades tenemos los padres en la educación de los hijos.
Ojala nacieran con libro de instrucciones bajo el brazo, para saber hasta donde puedes llegar y que linea jamás debes de cruzar.
Un post que no dejará a nadie indiferente URUGUAYITA.
Besos, cuidate ;)

Jose Jaime dijo...

¡Ole! pero grande, enorme.

Menuda vida más triste la del muchacho, primero no tuvo buena educación y después su muerte.

Abrazo

Tinta Roja dijo...

Hay seres que desde el nacimiento ya estan golpeados por la vida, y solo en su partida encuentran el consuelo, a su corta desventura.

Verónica O.M. dijo...

¡ Muy conmovedora historia, casi me ha hecho llorar !
Un abrazooo

Chary Cirujano dijo...

Durísima y conmovedora historia. Pero tristemente real, diaria y universal.
Un abrazo enorme

Fiaris dijo...

hay mi niña cuanto dolor ,tristeza y realidad de vida ese chico,conmovedor tu post hoy,abrazos

Cassiopeia dijo...

Uru,
Lo más que duele es pensar en que son tantos los Alfreditos del mundo... que vamos a necesitar un batallón de angelitos!
Un abrazote amiga!