Con osadía se construyen los aeropuertos y los puentes;
con fortaleza y pecho duro...las grandes presas y los puertos:
los trenes se hacen con silbidos y relámpagos;
los buques con la blancas espuma aventurera.
Cuando se edifica una casa...el amor es indispensable
y santa paz en los cimientos.
Los brazos constructores se congregan
para ofrecer abrigo al hombre y de la tierra la cielo se levanta
en una concentrada sinfonía...la variedad prural de los oficios.
Los materiales se conciertan amalgamandoi sus virtudes:
la cal es pura, el plomo dócil, la piedra noble, el hierro firme,
con el ladrillo y el cemento fragua el volumen de los muros:
el vidrio es luz...con la pintura se nos acerca el arcoiris.
Pero tan solo la madera es algo vivo que persiste....
como médula caliente en la osamenta de la casa.
Solo ella suministra ese delicado perfume...que cada vez
que un niño nace se percibe bajo los techos.
El carpintero con su oficio, llega a la obra y trae el bosque...
para que el pino y castaño sigan viviendo con nosotros.
El carpintero alegre canta...cuando la sierra y el cepillo
cortan y afinan los listones.
El carpintero siempre es rubio....
el serrín leve y dorado le baña el pelo y las pestañas.
El carpintero parpadea...cuando los clavos relucientes,
a golpe exacto de martillo, entran derechos en la pulpa
blanca y frutal de los tablones. Mientras enmarca las ventanas...
llena sus ojos de paisajes, sol, lluvia, cielo, nubes, alborozsadas golondrinas,
amaneceres indecisos, vino rojo del ocaso y negro de las noches.
El carpintero proporciona intimidad en las estancias, cuando coloca en cada una
puertas que un día han de cerrarse...sobre amor...sobre llanto, guardando el sueño
de los viejos y el griterío de los niños.
Las madres aman la madera suave y casera que se pule, al roce lento de sus manos.
Por eso emplea el carpintero, su más bonito y rubio pino, cuando coloca los vasares,
de la cocina y la despensa, dónde guarda el pan diario, la nieve frágil de los huevos,
la gracia untuosa del aceite, la sal, el vino, la cebolla y los mil frascos de que surge...
la sabia alquimia del guisado.
El carpintero al retirarse, cuando termina la jornada, deja su rastro de virutas...
que al mirarlas...es como si hubiera en la casa un dulce nido ó una cuna.
10 comentarios:
Excelente, descripcion de unos de los oficios mas nobles.
Un abrazo
¡ Que bonito homenaje al carpintero !
Un besooo
Donde hay carpinteros asi??? Necesito uno jajajaja.
Precioso!!!
Besitos guapísima!!!!
Uruguayita, Me encanta mucho la forma que lo relatas, y me gusta saber que con las manos se pueden hacer muchas cosas de utilidad, ...tantas cosas nos pasan desapercibidas. Un fuerte abrazo mi niña
Uru recuerdas esta canción
"carpintero lindo oficio quien no lo quiere aprender,deje maestro que cante lo noble y fragante que hay en su taller.......
me encantó tu post,besos
Es una pena que oficios tan hermosos se estén perdiendo. Precioso homenaje mi niña.
Un abrazo enorme.
PD. Cariño he intentado enlazarte pero hay algo mal, aquí no puedo ponerte el código correcto, lo intento en bitacoras.
No sé por qué razón siempre he admirado a los que trabajan la madera con sus manos. Sera por que no he nacido con esa habilidad y admiro profundamente lo que los demás son capaces de hacer y yo no.
Excelente como siempre Uru, le dás ese "toque personal" tan emotivo tuyo.
Un beso Uru
Gracias. Mi papá fue carpintero y el olor de la madera y los restos de serrín siempre van conmigo.
Precioso amiga, como siempre.
Un abrazo (contenido) jejejeje.
Me ha encantado como has descrito este precioso oficio, por cierto el otro día estuve viendo por aquí en Toledo unos balcones hechos en madera preciosos, seguro que te encantarían.
Besos!
Un gran homenaje a ese oficio.
Abrazo
Publicar un comentario