
Un cura orondo...de prominente barriga, hizo una pequeña reforma en la sacristía de su modesta parroquia de pueblo. Contrató a un inmigrante, era mano de obra más barata y podía exigirle más. Cuando acabó su trabajo el albañil extranjero, le preguntó por las prendas y artilujios varios que vió por allá.
-Perdón Padre...¿que son todas esas ropas que tiene guardadas?.
El sacerdote, con sonrisa mmmm?? le repondió.
-Hijo mío son ornamentos litúrgicos que un cura debe ponerse ante Nuestro Señor Jesucristo, como señal de respeto y veneración, aquí tienes: el amito, , el alba, el cínculo, la, la estola, los corporales, el coníngulo, la casulla, el bonete, la capa pluvial....
Sorpendido el hombre le pregunta: ¿y todos estos cacharros, qué son, para qué sirven?.
-Son los Sagrados Objetos de la Liturgia, y sirven para ofrecerle al PadreNuestro Señor, nuestra pleitesía y admiración , recitando como un papagallo los objetos mientras los señalaba: El cornijal, el purificador, el atril, la palia, las vinajeras, el cáliz, el incienso...bla, bla, bla....
El extranjero que escuchó con suma atención...le soltó una perorata, de carretilla...
-El chaleco multiusos, los vaqueros raídos, la gorra visera, el jersey con coderas, la camisa de franela, las botas aislantes, las botas anticortes, el cinturón de seguridad, los calcetines de lana. la camiseta para el frío. Los objetos para el sacrifio son:
el martillo, el cincel, la espátula, la machota, , la escuadra, el cartabón, los alicates, la escarpia, el cortafríos, la maceta, la paleta, la pala, el paletín, la plomada y las tenazas.
El cura...con cara absota le dijo: -no entiendo lo que me quieres decir-
Mire padre, su Dios tan justo y generoso, me dejó viudo muy joven, con tres hijos pequeños, sin estudios ni trabajo y oportunidades en mi tierra, pobre desde que nací. Nunca creí en Él, no creo que un Dios pueda ser tan perverso...solo creo en la diosa fortuna, en una salud divina, en un divino trabajo, porque padre...yo tengo fuerza y fé en mi mismo. Me considero un pequeño dios, con ropas sencillas, y con mis útiles de trabajo, hago milagros todos los días para sacar adelante a mi querida familia. Le regalo su justo Dios...yo ya tengo el mío...aunque sea tan pobretón y tan poca cosa.
El cura mirando al cielo...escandalizado dijo. -Señor, perdona a éste ateo ignorante que no sabe lo que dice-.
Realmente me pregunto...¿que piensa Dios de todo esto?...